Por: Elias Rafael Geney Castro, doctor en Psicología y profesor del programa de Psicología de la UTB.
La salud mental abarca un panorama sumamente complejo, en el que uno de los desafíos más delicados y apremiantes es el suicidio. En esta ocasión, examinaremos las razones que convierten a la prevención del suicidio en un tema de suma importancia, que requiere la atención de los distintos actores sociales.
¿Cómo identificar una conducta suicida a tiempo?
Es fundamental estar alerta a las manifestaciones explícitas que podrían indicar un riesgo. Estas manifestaciones incluyen:
- Amenazas directas de autolesión o suicidio.
- Presencia de pensamientos o planes de autolesión en el último mes.
- Realización de actos de autolesión en el último año.
Además, es importante prestar atención a signos como un enfoque constante en la muerte, que podría manifestarse en conversaciones, escritos, dibujos o publicaciones en línea relacionadas con temas de muerte.
También puede ser indicativo escuchar música o visitar sitios web con contenido relacionado con la muerte.
Otro indicador preocupante es tener un plan detallado para un intento de suicidio. Cuanto más específico y elaborado sea el plan, mayor puede ser el riesgo.
Asimismo, la atención a asuntos relacionados con el final de la vida, como la creación de un testamento o la organización del seguro de vida, puede ser un signo de alarma.
Son muy comunes las alteraciones emocionales graves, la desesperanza, la pérdida de interés por el disfrute y por la vida misma, los cambios bruscos en el humor, estar feliz o tranquilo y repentinamente estar triste. Además, tener una conducta de aislamiento social o una conducta poco comunicativa, así como descuidar la apariencia o higiene, son también señales de alerta.
¿Cómo ayudar a una persona con conductas suicidas?
En primer lugar, es crucial abordar estas situaciones sin minimizar ni estigmatizar, reconociendo que se trata de un problema de salud. Es esencial mostrar empatía, compasión y aplicar técnicas de escucha activa, prestando total atención a lo que la persona expresa.
Es importante recordar que la mayoría de los problemas son superables y que las emociones, tanto negativas como positivas, son temporales.
Resaltar las cualidades y recursos que posee la persona y cómo pueden ser utilizados para enfrentar los desafíos es también fundamental. Es recomendable sugerir la búsqueda de profesionales capacitados en situaciones similares, mientras se alerta a su círculo cercano y se implementan acciones de apoyo y contención.
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¿Cuáles se pueden considerar los grupos de riesgo que pueden presentar estas conductas?
Es importante señalar que en la conducta suicida interactúan factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales. Los grupos con mayor riesgo de padecer estas dificultades incluyen:
- Personas con trastornos mentales, como depresión, trastorno bipolar, trastornos de ansiedad y esquizofrenia, incluyendo a quienes tienen historial de intentos de suicidio.
- Adolescentes y jóvenes adultos, quienes pueden ser vulnerables debido a los desafíos emocionales, académicos, laborales y sociales que enfrentan.
- Personas en situaciones de crisis, como problemas financieros graves, desempleo, soledad, divorcio o pérdida de seres queridos.
- Adultos mayores, especialmente los aislados socialmente y con problemas de salud.
- Personas que son discriminadas y estigmatizadas por su identidad y orientación sexual.
¿Cuáles son los principales obstáculos al momento de atender casos de personas con conductas suicidas?
La estigmatización de los problemas de salud mental
Esto puede tener nocivas consecuencias tanto a nivel individual como a nivel social. Las personas estigmatizadas pueden evitar tratamientos por temor a ser juzgados, lo que impide la detección temprana. Adicionalmente se pueden aislar socialmente y terminar marginados a nivel familiar, laboral, académico y en las interacciones sociales. Estas situaciones influyen en la pérdida de sentido de vida.
Barreras de acceso a la atención
La falta de acceso a servicios de salud mental de calidad puede ser un obstáculo significativo para las personas que necesitan ayuda, la distancia física y las barreras financieras pueden dificultar la búsqueda de tratamiento.
El desconocimiento de la red de apoyo institucional y la ruta de atención
Es pertinente que en todas las instituciones sociales “centros educativos, agremiaciones, empresas, comunidades, etc.” conozcan el modelo de atención y los pasos para el manejo y la prevención de la conducta suicida.
La conducta deshumanizada, la falta de empatía
La poca promoción que existe de la compasión y la empatía, sin duda, esta situación permea desde instituciones de salud hasta asociaciones comunitarias.
Recomendaciones para una persona que padece estas conductas y que quiere superar estos pensamientos
- Asistir a los servicios de salud y específicamente en psicología. La terapia es importante para el cuidado de la salud mental.
- Incluir 3 hábitos, que yo los denomino “los innegociables” el primero, ejercicio constante, mínimo 5 días a la semana; el segundo una alimentación balanceada; por último, incluir rutinas de Higiene del sueño.
- Fortalecer el compromiso y la disciplina.
- Experimentar y facilitar las emociones positivas.
- Cultivar relaciones interpersonales trascendentes, estables y cercanas.
En la UTB estamos comprometidos con el cuidado de la salud mental y el apoyo a las relaciones interpersonales sanas de todos. Queremos ser una mano amiga ante situaciones de emergencia para nuestra comunidad estudiantil. En nuestra institución contamos con un espacio dedicado a ofrecer programas y servicios para la promoción del autocuidado, el cuidado de las relaciones interpersonales.
