El día del Maestro que celebramos en la UTB el próximo 18 de mayo tiene el propósito de recordar y valorar el sentido y la misión de vida de los educadores.
Acompañar a otros en su proceso de crecimiento y realización personal; dejar una huella de transformación y autoconocimiento; propiciar un diálogo fructífero que abra las puertas del conocimiento; hacer las preguntas pertinentes que generen los desequilibrios cognitivos más fructíferos en la vida de los jóvenes; animar a otros a cumplir sus metas; mostrarse como modelo, contagiar la pasión por la vida y el conocimiento, acompañar el proceso de aprendizaje de todos.
Así se resume una vocación profundamente humana y llena de sentido. Una vocación que tiene el valioso propósito de contribuir al desarrollo humano de cada individuo y, por lo tanto, al enriquecimiento de la sociedad como un todo. El Profesor es, en síntesis, la condición de posibilidad para la evolución de cada individuo y de la sociedad en su conjunto, hacia condiciones más humanas, más creativas, más libres y felices.
No encuentro ningún quehacer profesional más valioso que el de los Maestros. Por eso en un día como éste es pertinente rescatar y valorar esta misión con el fin, no solo de hacerla más visible socialmente, sino también de contribuir a consolidar una identidad profesional sólida y plena de orgullo en su completa dimensión humana, científica y profesional.
Envío un mensaje de felicitación a todos los profesores de la UTB con los que compartimos esta visión de vida. Congratulémonos en el pleno reconocimiento de lo que somos. Y recarguemos baterías para seguir cumpliendo el papel esencial que se nos encargó: ser instrumentos de aprendizaje, transformación y crecimiento de nuestros estudiantes en quienes reconocemos el sentido final de nuestro devenir.
FELICITACIONES A TODOS.
