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La llave que abrió mis finanzas en Bre-b

Si me hubieran preguntado hace unos años qué pensaba de los pagos digitales, habría dicho que eran un enredo, que prefería el efectivo o, en el mejor de los casos, las transferencias tradicionales. Pero la vida me demostró que los cambios llegan para facilitarnos las cosas, y que uno solo necesita atreverse a dar el primer paso. Hola, mi nombre es Valentina, y hoy te quiero contar cómo descubrí las Llaves Bre-B y cómo estas herramientas digitales transformaron mi manera de manejar el dinero y mi tranquilidad financiera.

Todo comenzó hace unos meses de este año. Recuerdo cuando mi banco me envió un correo anunciando que ya podía registrar mi “Llave Bre-B”. Al principio no entendí bien qué significaba eso de tener una “llave” para recibir dinero. La curiosidad pudo más, así que entré al enlace y descubrí que podía asociar mi número de cédula y mi celular a mi cuenta bancaria. A partir de ahora cualquier persona podrá enviarme dinero en segundos desde cualquier entidad financiera. Después de tantas malas experiencias con transferencias demoradas, esto sonaba demasiado bueno para ser verdad.

Decidí registrarme. El proceso fue sencillo: entré a la app de mi banco, seleccioné “Registrar mi Llave Bre-B” y en menos de tres minutos ya tenía mi número de cédula configurado. Salí de la aplicación pensando: “Bueno, ya veremos si esto realmente funciona”.

La primera prueba llegó cuando empecé a vender postres en la universidad. Una amiga me dijo: “Pásame tu Llave Bre-B y te transfiero de una vez”. Yo, todavía desconfiada, le respondí: “Dame un minuto, creo que es mi cédula”. Ella digitó el número en su celular, eligió mi banco y, en cuestión de segundos, recibí la notificación: “Has recibido un pago inmediato a través de Bre-B”. No lo podía creer. Revisé mi saldo y ahí estaba el dinero, disponible al instante. Fue como ver magia en acción.

Desde ese momento, todo cambió. Mis compañeros ya no tenían excusas de que “el banco se demora” o que “no tengo efectivo”. Con solo mi cédula podían pagarme desde cualquier entidad, sin importar si tenían cuenta en otro banco. Y yo podía usar ese mismo sistema para cubrir mis gastos de materia prima. El proceso se volvió ágil, seguro y transparente.

Lo que más me impactó fue la confianza. Antes me angustiaba cuando un giro demoraba horas en reflejarse o cuando debía enviar capturas de pantalla como prueba de pago. Con PSE, aunque útil, siempre sentí que tenía demasiados pasos:

elegir banco, poner clave, esperar que cargue la página y rezar para que el pago llegara. Incluso, algunas personas han caído en estafas por páginas falsas. Ahora, con Bre-B, no hay espacio para la duda: el dinero llega en segundos y ambas partes sabemos que la transacción quedó completa.

Con el tiempo noté otro beneficio: la inclusión. Mi mamá, que nunca fue muy amiga de la tecnología, también registró su celular como Llave Bre-B. Ella vende arepas en el barrio y solía perder clientes porque muchos ya no cargaban efectivo. Hoy, gracias a su Llave, recibe pagos digitales sin complicaciones. Ver su satisfacción cada vez que alguien le paga con solo marcar su número de celular demuestra que este sistema no es solo para “los que saben de tecnología”, sino para todos.

Al compartir mi experiencia con otros, entendí que las Llaves Bre-B no son simplemente un avance tecnológico, sino un símbolo de cómo podemos modernizar nuestras costumbres sin perder lo humano. Es cierto, la plata sigue siendo plata, pero la manera en que circula ahora nos permite enfocarnos en lo que realmente importa: en los sueños que financiamos, en las oportunidades que aprovechamos y en el tiempo que dejamos de perder en trámites.

Hoy me siento agradecida con esa decisión aparentemente pequeña que tomé aquel día de julio. Registrar mi Llave Bre-B fue como abrir una puerta hacia un mundo más ágil y conectado. Me dio independencia, confianza y libertad para pensar en crecer mi negocio sin preocuparme por los obstáculos del pasado.

Sé que mi historia puede sonar exagerada, pero quienes ya lo han probado entienden de lo que hablo. No se trata de una moda ni de una aplicación más en el celular. Se trata de un cambio estructural en la forma en que nos relacionamos con el dinero en Colombia. Las Llaves Bre-B llegaron para quedarse, y yo me alegro de haber sido de las primeras en dar el salto.

Hoy, cada vez que alguien me pregunta cómo funciona, sonrío y les digo: “Es muy simple: dame tu cédula o tu celular registrado, y verás la magia”. Esa magia que, en realidad, es la modernización de nuestro sistema financiero hecha realidad. Y que, en mi caso, convirtió la desconfianza inicial en una historia de confianza, de progreso y de nuevas oportunidades.

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