El pasado miércoles 6 de agosto de 2025, el auditorio del Colegio Sagrado Corazón de María, ubicado en el barrio San Francisco —cuna de la champeta cartagenera—, se convirtió en escenario de un hecho histórico para la institución y la comunidad. Gritos de emoción, aplausos y miradas expectantes se concentraron en una lona proyectada en la pared, donde se reproducía, segundo a segundo, el trabajo cinematográfico de cinco estudiantes que, por primera vez, llevaban el cine comunitario a su colegio.
La sorpresa entre los asistentes era evidente. Muchos no imaginaban ver a sus propios compañeros convertidos en cineastas. La producción proyectada, Detrás de mí, no solo despertó orgullo y asombro, sino que marcó un antes y un después en la forma de entender el arte como herramienta de transformación social.
Un proyecto que nació como tesis y se convirtió en movimiento
La iniciativa comenzó en 2024 como proyecto de grado de las estudiantes de Comunicación Social Laura Rojas, Roxannell Martínez y Kehiry González, quienes partieron de una premisa clara: una tesis debe mover y transformar el entorno. Alejándose de la investigación tradicional, optaron por un enfoque de acción participativa, poniendo a la comunidad en el centro y demostrando que, a través del séptimo arte, es posible contar historias y dar voz a quienes pocas veces son escuchados.
La elección del barrio San Francisco no fue casual. Durante su formación universitaria, las tres jóvenes habían trabajado con el Semillero de Investigación de Fotografía en el Caribe Colombiano y contaban con el respaldo del Biblioparque del barrio. Al iniciar el proyecto, el entusiasmo de los estudiantes de noveno y décimo grado confirmó que allí había historias únicas, marcadas por una escolaridad compleja y un entorno muchas veces estigmatizado.

Talleres, formación y un equipo comprometido
Durante más de un año, las creadoras del proyecto impartieron talleres sobre preproducción, guion, producción y posproducción cinematográfica. Lo que para muchos es solo una experiencia como espectadores, para estos jóvenes se convirtió en un aprendizaje práctico que les reveló el trabajo detrás de cada escena.
De un grupo inicial de 40 estudiantes, el equipo se consolidó con seis miembros activos: Lerkis, David, Francelis, Leorianys, Elías y Abraham. Ellos bautizaron el colectivo como CICRECO (Cine Comunitario Creativo) y, a través de sus vivencias, deseos y sueños, dieron vida a la película Detrás de mí.

Historias reales, cine sin artificios
Detrás de mí es una producción filmada con teléfonos celulares, guiones escritos a mano y sin actores profesionales. Su fuerza radica en la autenticidad: relatos transparentes que exponen problemáticas sociales y personales como la violencia, la inseguridad, la falta de apoyo a la educación pública, el abandono emocional, la salud mental y la pérdida de seres queridos.
La película invita a comprender estas realidades desde adentro, pero también a reconocer la capacidad de resiliencia, la pasión y el deseo de superación que mueven a estos jóvenes. Es, al mismo tiempo, una denuncia y una declaración de esperanza viva repleta de sueños compartidos.
Cine como herramienta de transformación
Más allá de una proyección escolar, Detrás de mí alza la voz de los estudiantes del “colegio amarillo” y de los jóvenes del barrio San Francisco, quienes sueñan con un futuro donde puedan construir sus propias realidades. Para ellos, el cine se ha convertido en una herramienta de expresión, un medio para decirle al mundo que existen, que tienen sueños y que, a pesar de las adversidades, están dispuestos a luchar por ellos.
